#219 Esto no es como tenerla grande o no, aquí no hay discusión
Nada nuevo si te digo que de los animales se puede aprender muchas cosas.
Si te digo que también se puede aprender de ellos para dar clases, lo mismo te sorprende.
Te cuento.
Dos protagonistas:
León y Maya.
León es el gato de tres patas que recogimos en la parcela abandonado más para allá que para acá y que al final se quedó mi hermana y sube las escaleras como un rayo. 4 meses.
Maya es la perrita que adoptamos de la protectora y más lista que el hambre. 9 meses.
Resulta que mi hermana vino a visitarnos unos días y se trajo a León.
Maya, estaba con nosotros.
No fue amor a primera vista cuando se vieron, tampoco odio.
Simplemente se miraron (de lejos), se observaron (muy atentos)… y luego, cada uno por su lado.
Juntos, pero no revueltos.
Entonces, cuando me quedé solo con León, Maya y el café en casa, ocurrió algo muy curioso.
León quería mi atención, Maya quería mi atención. Ambos se acercaban.
Entonces León hizo un pequeño gesto y Maya hizo un gesto de retroceder (suficiente).
Luego León lo repitió para asegurarse y Maya volvió a retroceder.
Y así.
A partir de ahí si León estaba en un lugar, Maya se iba.
Nada de peleas, nada de gritos, nada de nada.
Nada de eso.
Aquí viene el aprendizaje para la docencia y, por supuesto, es mi opinión no solicitada.
Cuando uno le hace un pequeño gesto a una nueva metodología, ésta se hace más mansa. A más gestos, más mansa.
A más gestos, más mansa.
No es necesario hacer el mayor de los planteamientos ni el mejor del mundo, simplemente gestos. Pequeños gestos.
Eso sí, gestos en la buena dirección.
De nada hubiera servido que León hiciera los mismos gestos mirando a la pared que mirando a Maya. Cara a cara.
Entonces son importantes los gestos, pero en la buena dirección.
En la mala, no. En la buena.
Y cuando uno está en la buena dirección, se llega a (casi) todos lados.
Esto no es como tenerla grande o no, aquí no hay discusión (en lo otro tampoco, claro).
Pues bien.
El regalo suculento (muy) del que se habla en esta página que está de color rojo y tiene un asterisco, te va a poner en la buena dirección.
Eso es seguro.
Se.
Gu.
Ro.
Que quieras quedarte donde estás, avanzar despacio o acelerar, eso dependerá de ti.
Solo y exclusivamente de ti.
La velocidad la pones tú, la dirección (la buena) el regalo.
Pasa un buen día.
Kisco.
PD. Entre 0-2 días.
PD. Después de esos primeros compases, Maya que es mu lista, se dio cuenta de todo, dejó de retroceder y convivieron en paz y amigablemente los días que estuvieron juntos 🙂
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