#439. ¿Manipular o motivar? Economía de fichas en Educación Física
Hace poco me llegó un mensaje muy interesante. Trataba sobre la técnica de la economía de fichas en educación física. De si era manipulación o motivación.
Quizás no conozcas lo que es la economía de ficha, pero casi seguro que la has utilizado (sin saberlo).
El mensaje decía así:
Hola Kisco,
Quería preguntarte sobre la «economía de fichas». Últimamente, le estoy dando vuelta a si es adecuado utilizarlo en educación. Además, tuvimos una formación y nos explicaron que era una forma de «manipular» al alumnado. Quería saber tu opinión.
Gracias, saludos!
Este mensaje me removió al leer:
«tuvimos una formación y nos explicaron que era una forma de manipular al alumno».
Quizás me removió porque yo he utilizado esta técnica (y puede que tú también, incluso, como te he dicho, sin saberlo). Y claro, ¿he manipulado a los chavales? Y si la has utilizado tú ¿los estás manipulando o motivando?
Por eso voy a dedicarle este podcast. Merece la pena dedicarle un rato a este asunto.
Ya verás que sí.
¿Qué es la economía de fichas en EF?
La economía de fichas es una técnica que viene del ámbito de la psicología conductista. En esencia, se trata de premiar conductas deseadas con ‘fichas’ (puntos, pegatinas, estrellas) que luego los alumnos pueden canjear por algo: un privilegio, un pequeño premio, o simplemente reconocimiento.
La economía de fichas es, básicamente, un sistema de refuerzo.
Se usa para motivar o modificar conductas a través de recompensas tangibles: puntos, pegatinas, monedas, insignias…
Tú haces algo que se valora, y a cambio recibes una “ficha”.
Cuando acumulas suficientes, puedes canjearlas por algo: elegir el juego, evitar un castigo, ganar un privilegio, lo que sea.
En Educación Física lo hemos visto mil veces: equipos que ganan puntos por recoger rápido el material, alumnado que acumula cromos por participar, insignias digitales si superan un reto…
Otro ejemplo.
En tu clase de 3º quieres que participen en un circuito de percusión corporal en educación física y decides dar una pegatina por cada estación que completen. Al final de la semana, con 10 pegatinas, pueden elegir el juego para la próxima clase.
Eso es economía de fichas.
Es una técnica muy común, y ha sido usada durante décadas en colegios, terapias e incluso en casa.
La pregunta a resolver sería: ¿es adecuada utilizarla en EF? ¿Por qué genera tanta polémica?
¿Es esto motivar o manipular?
El debate: ¿Motivación o manipulación?
En la formación que comentaba Daniel, se decía que era una forma de manipulación.
Y claro, esa palabra suena cuanto menos fuerte. Y más si cabe en el ámbito educativo.
Pero te pregunto:
¿No orientamos constantemente la conducta de los estudiantes?
Cuando damos una palmada, cuando sonreímos, cuando reforzamos el esfuerzo, cuando marcamos unas normas, cuando levantamos la mano y el pulgar hacia arriba, cuando le guiñamos un ojo, cuando nos dice algo y fruncimos el entrecejo… ¿no estamos “influenciando” con todo eso?
Al final, nada es neutro.
Y menos la conducta de un docente. Su forma de estar en clase, de andar, de resolver los problemas, de mirar, de sonreír, de dejarse llevar… Todo lo que hagamos está influenciando a nuestros estudiantes.
Todo.
La diferencia está en el cómo y el para qué.
Porque sí, si la economía de fichas se usa para someter, para castigar, para obtener obediencia ciega… entonces, lógicamente sí, es manipulación en el peor sentido.
Pero si se usa con conciencia, con un objetivo claro, como herramienta de transición hacia la autonomía… no lo veo como manipular.
Una técnica educativa más.
Que como todo si se sabe usar bien, puede dar muy buenos resultados.
Pero eso no pasa con la economía de fichas, eso pasa con todo. Si un tenedor lo utilizamos para pinchar en el muslo a alguien… pues eso.
Motivación extrínseca VS intrínseca
Uno de los puntos clave de este tema es la motivación.
Porque si la utilizamos es, precisamente, para motivar a los chavales.
Pero, la economía de fichas funciona desde la motivación extrínseca. Es decir: el estudiante hace algo porque hay algo para él fuera de él.
Sin embargo todos quisiéramos que nuestros alumnos lleguen motivados a clase, con ganas de aprender, con ganas de moverse, de resolver los conflictos de forma pacífica… y que no hagan todo eso porque vayan a recibir una «pegatina». Eso sería motivación intrínseca.
Si miramos el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), en su principio de implicación (de motivación) viene a decir que hay que ir de la motivación extrínseca a la intrínseca.
Es decir, el propio DUA no tiene ningún reparo en establecer algunas pautas que apelan a la motivación extrínseca para implicar al alumnado en las clases. Es más, algunas metodologías como la gamificación, también en frecuente el uso de la economía de fichas.
Eso sí, podemos usar ese punto de partida externo, pero con la idea de soltarlo en cuanto podamos.
Fíjate que la economía de fichas también aporta seguridad. ¿Por qué? Porque los chavales saben exactamente qué se espera de ellos y qué ganan si lo hacen. Y eso da seguridad, especialmente a los más pequeños o a quienes necesitan rutinas claras.
Ahora bien.
Si todo lo que haces en tus clases gira en torno a las fichas, ¿qué pasa cuando las quitas? ¿Se acabó la motivación?
Pues eso, la economía de fichas es una técnica más que hay que saber utilizar y, en mi experiencia, es muy útil en diferentes contextos.
Yo lo he hecho. En clases difíciles, al inicio del curso, en momentos donde el grupo necesitaba una chispa. Poníamos puntos por colaborar. Pero poco a poco, esos puntos desaparecían. Y sin darnos cuenta, ya colaboraban sin ellos.
Cuándo puede ser útil la economía de fichas en educación física
No hay una receta mágica.
Como toda herramienta dependerá del uso que hagas de ella y de la frecuencia. Pero aún así puede haber momentos donde puede ser muy útil.
Como ya he comentado:
- En situaciones donde no consigues la conducta deseada. Por ejemplo si el grupo no está cohesionado, si le cuesta trabajo trabajar de forma conjunta… entonces, puedes establecer un sistema de economía de fichas para favorecer esa conducta que es trabajar de forma conjunta.
- Si te encuentras con un grupo con baja motivación, puede ser una gran herramienta.
- Con grupos a los que les cuesta autorregularse.
- Para instaurar ciertos hábitos o rutinas básicas: asearse, recoger, respetar turnos…
A veces, usamos la economía de fichas con alumnado que aún no ha desarrollado habilidades de autorregulación. Piensa en ese niño que, cuando pierde, lanza el balón o se enfada con sus compañeros. O en esa niña que interrumpe constantemente porque le cuesta esperar su turno.
En esos casos, una ficha puede ser un anclaje. Una forma de enseñar que hay otras formas de comportarse, más funcionales, más justas para todos.
Pero siempre con una mirada clara: que esa ficha no es la meta, sino el camino. Que lo importante es que, con el tiempo, no la necesiten.
La ficha no es el destino, sino el puente hacia algo más.
Riesgos del mal uso
Ahora bien… también hay riesgos. Y conviene nombrarlos.
- Si todo gira en torno a la ficha, malo. Se pierde el norte educativo. Y quizás te sirva para tener al alumnado controlado y tú estar cómodo. Pero ese no es el norte educativo. Cuidado con eso.
- Podemos generar dependencia: sin ficha no hay esfuerzo. No abuses de ellas.
- Podemos caer en dinámicas de desigualdad: los de siempre ganan, los otros no. Si esto ocurre puedes establecer nuevas condiciones para nuevas fichas.
- Y lo más importante: se pierde el sentido. Porque al final, el juego, el cuerpo, el movimiento… ya tienen un valor por sí mismos.
Y si no ayudamos a nuestro alumnado a conectar con ese valor, con el placer del movimiento, con el descubrimiento del cuerpo… ¿qué estamos enseñando?
No hagas que todo gire en torno a las fichas. Si no, la clase se convierte en una máquina expendedora: haces algo, te doy una ficha. Pierde la magia.
Otra cosa.
No uses recompensas materiales grandes. El foco debe estar en el aprendizaje, no en el premio.
Ejemplo de uso
Imagina que usas fichas durante unas semanas para fomentar la participación y la ayuda mutua.
Luego, empiezas a destacar los beneficios de la actividad:
- ¿Os habéis dado cuenta de lo bien que os sentís después de correr?
- ¿Os gusta ayudar a los demás? ¿Y que os ayuden?
- Si tuviérais que elegir entre la ficha o la sensación agradable que me habéis comentado: ¿con cuál os quedaríais?
- Hoy se me ha olvidado traer las fichas, pero si os lleváis esa sensación de bienestar, creo que es mejor que la ficha. ¿Sí o no?
Y poco a poco los haces partícipes de que las fichas las vamos a ir dejando a un lado. Pero no porque tú quieras, sino porque has implicado al propio alumno en esa decisión.
¿Te das cuenta?
Contamos con él. No lo ninguneamos. No lo dejamos en la cuneta de las decisiones.
Y de ahí vamos dándole autonomía y los vamos haciendo, cada vez, más libres.
Conclusión:
¿Economía de fichas sí o no?
Ese no es el debate.
El debate es que si tú vas a utilizar la economía de fichas para mantener preso al alumnado de ese sistema y dependiente de él, entonces estarás haciéndole un flaco favor a tus estudiantes.
Sin embargo, si utilizas la recompensa como una forma de arrancar un comportamiento que tú como adulto sabes que está bien… ¿por qué no? Ahora bien, siempre con la idea de que tienes que hacer alumnos libres.
Siempre teniendo claro que es importante dejarlas atrás cuando ya no hacen falta, si pones siempre el foco en la autonomía y en la motivación real… entonces, es una herramienta más.
No la única.
Pero sí una que, bien usada, puede ayudar en determinados contextos.
Darle las gracias, Daniel, por lanzar esta pregunta. Y gracias a ti, que estás ahí, por escucharla hasta el final.
Me encantaría saber qué opinas tú. ¿Has usado la economía de fichas? ¿Te ha funcionado? ¿Te ha generado dudas?
Y recuerda:
La educación no va de tener todas las respuestas. Va de seguir caminando juntos. No va de tener una única técnica. Va de tener un ramillete de ellas para poder aplicar en función del contexto. La educación no va de que todos los alumnos aprenden del mismo modo. Va de que cada uno es de su padre y de su madre y aprenden de diferentes modos. La educación no va de tener certezas. Va de abrazar la incertidumbre para crecer (nosotros) y hacerlos crecer (a ellos). La educación no va de enjaular y hacer presos. Va de emancipar y hacer libres a tus alumnos.
Pasa un gran día.
Kisco.
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