#281 El trato está cerrado. Millonario, pero infeliz
Si con 26 años te dan 40 millones de dólares y te dicen que pierdes el 20%, es decir, 8 millones si te vas de la empresa antes de un año…
…¿qué harías?
Esto tiene una gran lección educativa (y de felicidad) que le pasó a Tony Hsieh.
(Mensaje larguito. Merece la pena -o eso creo-. Avisado quedas. ).
Verás.
Tony con 23 años fundó una compañía tecnológica.
Cuando fue un poco más grande, Microsoft quiso comprarla.
Por esa compra le correspondía a Tony y a su socio 40 millones de dólares limpios a cada uno.
Vida resuelta con 25 años.
Pero había una cláusula que decía que tenían que seguir trabajando para Microsoft durante al menos un año. Si se marchaban antes, tendrían que devolver el 20% de esa cantidad. Es decir, tendría que devolver 8 millones de dólares.
8 millones (ahora vemos si tuvo que devolverlos o no).
El propio Tony lo cuenta en su libro “Entregando felicidad”:
Miré a Sanjay y le di la noticia. “Bueno, parece que el trato está cerrado,” le dije. Los dos nos sentíamos de la misma manera. No estábamos emocionados. No estábamos celebrándolo. Sabíamos que todo el mundo se imaginaba que estaríamos dando saltos de alegría, pero en vez de eso nos invadía una extraña mezcla de apatía y alivio. Hacía tiempo que nuestra ilusión por LinkExchange había desaparecido y ahora nos esperaban doce meses más de monotonía.
“Supongo que deberíamos volver a la oficina,” le dije.
“Vale».
Y eso fue lo que hicimos, en silencio.
Verás.
El sueño de muchos es conseguir la plaza de funcionario.
No es el pelotazo de 40 millones con 25 años, pero oye, se podría pensar eso de “vida resuelta”.
Y una vez tienes tu plaza otro pelotazo es encontrar esos recursos que te ayuden a gestionar el día a día.
Hasta aquí normal.
Pero ojo.
Ojo con quedarse solo en eso porque al final puede ocurrir eso de:
“Supongo que deberíamos volver a hacer estos juegos”.
“Vale”.
Y eso fue lo que hicieron, en silencio.
Aquí aplica la frase que dice “el árbol no te deja ver el bosque”.
En otras palabras: nos centramos tanto en querer la plaza (normal) y luego los juegos (normal también) que no sabemos ni para qué los queremos.
No hay nada malo en querer tener un banco inmenso de juegos y recursos (es parte de la profesión).
Pero tampoco hay que olvidar que esos juegos sólo son medios para conseguir otras cosas.
Medios para conseguir otras cosas.
Otras cosas.
Otras.
Y una gran herramienta es la programación (la única, más bien que te ayuda a ver el bosque completo).
Pero no una programación de esas que se entregan en jefatura y solo sirven a las arañas para anidar. No.
Sería lo Anti-eso.
En mi nueva formación que he llamado “anti-programación para docentes rabiosamente coherentes” vemos cómo hacer una programación…
…para que realmente sea de utilidad.
Lo mismo no me crees si te digo que saber programar es una de las mejores cosas que te pueden pasar.
Yo tampoco me lo hubiese creído hace unos años.
¿Y cuándo estará la anti-programación?
En breve…
En breve…
Que tengas un muy buen día.
Kisco.
PD. Tony no aguantó un año en las oficinas de Microsoft y tuvo que devolver los 8 millones de dólares. Después fundó Zappos.
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