#319 El aprendizaje brutal después de escuchar a una de las chicas del colegio mayor
Seguro que te has enterado de lo del colegio mayor.
De las burradas que se dijeron. Repito, son burradas.
Y, claro, se ha liado. Gorda.
Pero no te quiero hablar de eso porque es probable que lo hayas visto o te lo hayan contado.
Lo que a lo mejor es menos probable es que hayas llegado a una entrevista que le hicieron a una de las chicas.
Digo que es menos probable porque a mi me ha costado llegar, pero tampoco soy muy avispado, así que tampoco es una buena vara de medir.
La cosa es que esta chica, en la entrevista, frente a una cámara dijo algunas cosas que lo mismo aportan un punto de vista diferente.
Un punto de vista que como docentes, no estaría mal, al menos, tenerlo presente.
Verás.
Venía a decir algo así como que si se les presenta como víctimas, como seres indefensos, como pobrecitas, como que necesitan ayuda…
…lo que realmente está ocurriendo es que se refuerza precisamente el papel que quieren erradicar, el estereotipo que quieren eliminar.
Venía a decir que eso era como si a ellas se les quitara el poder de defenderse y las hicieran pequeñitas. Y que estaba harta de eso.
Que ellas se podían defender, que van de igual a igual por la vida con quien sea, con quien se les ponga por delante, con quien se les ponga por el lado.
Por eso, de algún modo, esta chica alertaba de la victimización en masa. Porque es una ayuda que viene con segundas. Que las hace pequeñas, que les pone la etiqueta de pobrecita.
Y, decía la chica, que están hartas de que se las tilde como perdedoras.
¿Está en lo cierto? ¿No lo está?
No lo sé. Es lo que vino a decir y creo que es interesante tenerlo en cuenta.
¿Por qué?
Porque de lo que dijo se puede vislumbrar algo que puede pasar desapercibido.
Proteger, sí. Por supuesto.
Pero empoderar también.
No basta con quedarse en la protección, hay que ir un paso más allá. Hay que empoderar también.
La historia les ha demostrado que si alguien no les va a ayudar a empoderarse, serán los hombres (no todos, claro). Saben que tendrán que ser ellas mismas las que se remanguen, las que sigan desbrozando el camino.
Entonces, mi consejo gratuito de hoy es que como docentes es obligatorio actuar para proteger (ninguna duda al respecto), pero.
Ojo con quedarse solo en eso porque hay algo más y de un valor educativo enorme al que hay que aspirar (al menos si quieres ir con todas): ayudar a empoderarse.
Además de proteger hay que empoderar.
Y eso hace que ellas, ellos, tengan el poder sobre su propio bienestar. Está demostrado y queda fuera de toda duda que otorga felicidad.
No ceder tu bienestar a otros te hace dueño de tu propia felicidad.
Y hablando de felicidad y empoderamiento.
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