Los juegos populares y tradicionales, el marro
Una experiencia muy positiva se ha llevado a cabo a lo largo de este tema. La invitación de los padres, madres, abuelos y abuelas a que intervinieran de forma activa en la clase de E.F. de sus hijos o nietos. Pero este asunto ya lo comentaremos en otra entrada.
juan 5ºb dice
maestro me parece muy bien k nos aprendas juegos de nuestros abuelos y padres
muchas gracias
Anonymous dice
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Anonymous dice
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Anonymous dice
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Noemí Primo Diez dice
Jugaba de niña al marro, por el año 80, era un juego de barrio, de un pueblo castellano, así como el bote – bote, las vidas ( campo quemado), no retroceder… Aprendíamos observando a los/las mayores del barrio.
Lo jugamos con algunos cambios a lo que he leído aquí y se lo enseño a mi alumnado cómo lo aprendí.
En nuestro caso, no había nada que coger al equipo contrario, el objetivo era, únicamente, eliminarlo.
Llegar a la casa del equipo contrario tenía otro objetivo. Permitía al equipo que lo conseguía salir cuándo quisiera y tocar por la espalda al jugador que más le interesará al equipo (solía ser el /la más rápido/a). Eso sí, debía salir de casa para ser atrapado/a.
Al ser atrapados/as nos colocábamos en cadena. Nos salvaban tocando, sin decir nada. Cuando se pilla a alguien o se salva se para el juego para que unos/as vayan a la cárcel o a casa.
Marcus dice
En los años 80 jugábamos al marro en un colegio publico de una ciudad de provincias de un ciudad del norte de España. Era un colegio que había sido cuartel durante la guerra. No se por qué pero jugábamos al marro. Se seleccionaban dos equipos y cada uno tenía asignada una pared del patio. Tocabamos con la pierna la pared para marcar la preferencia a la hora de eliminar a los jugadores del equipo contrario. Había dos formas de ganar el juego. Si se conseguía eliminar a todos los jugadores del equipo contrario con solo tocarles, siempre y cuando se tuviera la preferencia establecida por haber tocado la pared propia más tarde que el otro. (A veces había discusiones sobre quién lo había hecho más tarde). La otra forma de ganar era llegar a tocar la pared del equipo contrario esquivando a los defensores. En este caso se gritaba «marro, marro» y el equipo ganaba el juego.
Siempre solían ganar los que tenían los más agiles y hábiles esquivadores en su equipo. Era un juego simple y bastante físico. Una versión del pilla-pilla que juegan los niños.