#430. Yoga en Educación Física: cómo aplicarlo sin ser profe de yoga
El yoga en educación física es algo que a muchos echa para’trás. Quizás por la creencia que es algo místico, religioso, quizás por la creencia que es algo estático y que son 4 estiramientos. Pero la verdad es que es un poderoso recurso que poder utilizar en tus clases. Y ahora vamos a ver por qué.
¿Qué vamos a ver exactamente?
- Por qué tiene sentido trabajar el yoga en tus clases de educación física.
- Nuevos contextos, nuevas herramientas. El yoga en educación física.
- Dos Ejemplos prácticos para comenzar sin tener ni idea de yoga.
- Cómo profundizar en el yoga en educación física: dar un paso más.
Vamos allá.
Por qué tiene sentido trabajar el yoga en tus clases de educación física
Verás.
El yoga tiene mala fama porque muchos lo ven como algo pasivo.
“Eso de tumbarse, respirar, estirarse un poco…”
En fin, ya sabes.
Pero si el yoga lo utilizan los famosos All Blacks, Novak Djokovic o Lebron James, digo yo que será por algo, ¿no?
Si lo miras bien, el yoga trabaja tres cosas que en EF a veces descuidamos:
- Respiración consciente. que regula el sistema nervioso, mejora la atención, y ayuda a gestionar el estrés.
- Control corporal. equilibrio, fuerza isométrica, alineación postural.
- Relajación real, no “vuelta a la calma”, sino aprender a parar.
Y no solo eso.
El yoga también te exige mucho control.
Control corporal.
Control mental.
Control respiratorio.
Igualmente mejora la fuerza isométrica (manteniendo posiciones) y excéntrica (controlando el movimiento).
Pero una de las cosas que más me gusta es el desarrollo propioceptivo que se produce.
Porque el yoga te obliga a ser consciente de la posición de tu cuerpo en el espacio. Y, sin duda, esto mejora la propiocepción, es decir, la capacidad de sentir el cuerpo sin necesidad de mirarlo. Y eso facilita el aprendizaje de nuevos movimientos y mejora la postura.
Y todo este trabajo lo puedes hacer con el mínimo de material.
Una esterilla como mucho… o directamente en el suelo.
En un rincón del gimnasio.
Con poco espacio. Con cualquier grupo.
Otra de las cosas que mas me gusta del yoga en educación física:
Es la transferencia del aprendizaje que se produce a su vida fuera del cole.
A este aspecto la actual normativa, la LOMLOE en EF, le da mucha importancia.
Y el yoga va a permitir a los estudiantes que aprendan a respirar cuando se agobian.
Que sepan cómo soltar tensión muscular antes de un examen.
Que mejoren su flexibilidad al tiempo que mejoran su condición física.
Y todo esto que te puede parecer muy bonito, cuando lo aplicas te das cuenta de que es bonito y real. Ambas cosas.
Nuevos contextos, nuevas herramientas en educación física
Hay algo que como profes no podemos ignorar: los tiempos cambian. Las sociedades cambian y los tiempos de ahora no son los mismos que los de hace 30 o 40 años.
Sí, ya sé que suena a tópico. Pero es la pura realidad.
Hoy nuestros estudiantes viven hiperestimulados. Tienen notificaciones cada 5 segundos (y quizás me quedo largo). Pasan horas frente a pantallas. Cambian de actividad constantemente. Y muchos llegan al centro educativo ya con un nivel de activación brutal. Incluso ansiedad.
Y claro… nuestro propósito último como docentes de educación física es que se muevan, pero… hoy en día es bastante relevante aprender a parar.
Parar de verdad.
Parar con intención.
Parar sin sentirse culpables por no estar haciendo «algo productivo».
Porque si lo piensas…
la mayoría de chavales no tienen ni un solo momento al día en el que estén en silencio.
Ni uno.
Ni siquiera cuando duermen, porque muchos lo hacen con vídeos de fondo.
Entonces… ¿no sería sensato que desde la educación, y concretamente desde la EF, les enseñáramos también eso?
A parar.
A respirar.
A habitar su cuerpo.
A regularse.
Lógicamente no digo que le quites intensidad a tus clases para que se vuelvan estáticas y en silencio, claro que no.
Lo que digo es que podemos aprovechar algunos momentos (incluso alguna sesión entera si lo consideras) para enseñar a parar, a habitar su cuerpo, a que tomen consciencia del mismo, a desarrollar su propiocepción al tiempo que desarrollan la fuerza.
Y aquí es donde disciplinas como el yoga tienen un papel brutal.
No como actividad “alternativa”, ni como recurso de final de trimestre, ni como algo que haces 1 día y ya, sino como parte de una EF adaptada al siglo XXI, a los tiempos que corren.
Porque el objetivo no es solo que estén activos. Es que estén activos y calmados al mismo tiempo. Conscientes. En el cuerpo. Presentes.
Y eso… no lo consigues con más velocidad, ni con más deportes alternativos, ni con más circuitos de fuerza, ni con más carreras de orientación, ni con más ruido.
Lo consigues enseñándoles a bajar marchas. A escucharse.
A recuperar el control.
Y el yoga es una fabulosa herramienta que te permite poder enseñar eso. No digo que la única, pero sí que es una de ellas.
Y te pregunto:
¿Crees que alguien está enseñando eso a los chavales ahora mismo?
Quizás, y solo quizás, puede ser un aprendizaje que tú les entregues y que ellos recuerden (e incluso lleven consigo) toda la vida.
Pero, ¿cómo se hace eso? Vamos a ver algunos ejemplos
Dos ejemplos prácticos para comenzar sin tener ni idea de yoga.
Vamos con la parte práctica.
Aquí no te voy a hablar de chakras, ni de mantras, ni de nombres en sánscrito, ni de misticismo, ni de religión ni nada de eso.
Es algo muy simple que se centra en el cuerpo exclusivamente.
Te pongo dos ejemplos sencillos y rápidos.
1. Empieza con una postura de equilibrio asanas.
Imagina esto:
Estás en el gimnasio. Los chavales llegan como siempre, acelerados, con mil cosas en la cabeza.
No les dices “vamos a hacer yoga”. Solo:
— Hoy empezamos con un reto.
Es probable que piensen:
“¿Reto? ¿Qué clase de reto?”
Entonces, le enseñas tú primero y haces la postura del árbol. Sin decir que es la postura del árbol ni yoga ni nada.
Simplemente te pones de pie. Apoyas todo el peso en una pierna. El otro pie lo colocas en el muslo contrario, como puedas. Brazos arriba. Cuerpo erguido. Y te quedas ahí.
Silencio.
Lo más probable es que todos empiecen a intentarlo y haya risas, que se tambaleen, que uno se caiga, que otro haga el payasete, pero al poco empezarán a conseguirlos algunos y se quedarán quietos.
Y entonces, sin que tú digas nada… el grupo comienza a bajar revoluciones. Y ahora quieren aguantar más sin caerse. Quieren hacerlo bien. Quieren controlar su cuerpo.
Y eso es lo bonito. Que apenas sin una sola palabra, ya están aprendiendo equilibrio, concentración…
y respeto.
Porque se dan cuenta de que no es tan fácil.
Vamos con otro ejemplo.
2. Introduce una técnica de respiración pranayama.
Aquí la idea es la misma que anteriormente, es decir, no es necesario decir «estamos trabajando yoga». Sino simplemente vas a utilizar unos recursos de yoga para conseguir tu propósito de calmarlos.
Por ejemplo, en la parte final de la sesión (en lugar de hacer unos juegos de vuelta a la calma), puedes decir:
— Vamos a hacer una cosa. No os mováis. Solo seguid mi voz.
Lo normal es que se haga un silencio raro porque no están acostumbrados. Pero tú dices:
— Inhala… 1… 2… 3… 4…
— Mantén… 1… 2… 3… 4…
— Suelta… 1… 2… 3… 4…
Una vez.
Dos.
Tres.
No es necesario que le digas que cierren los ojos. Ni que se sienten de una forma especial. Solo que respiren. Cuatro segundos para inhalar, 4 para mantener y 4 para soltar el aire.
Y ese simple ejercicio y sin que apenas nadie se dé cuenta, hará que el ambiente cambie. La velocidad mental baje. No hace falta explicar nada.
Si acaso luego, le puedes comentar si han notado que se han relajado y en qué situaciones de su vida cotidiana lo podrían utilizar (transferencia de lo aprendido a su vida).
Y fíjate, que no has tenido que decir palabras del tipo “mindfulness”, “calma” o “respira desde el ombligo”. No.
Solo diste ritmo.
Y creaste espacio.
Cómo profundizar en el yoga en educación física: ir más allá.
Ahora bien.
Todo esto que te estoy contando es solo la superficie.
Porque claro una cosa es hacer una postura, y otra muy distinta es saber cómo secuenciar una serie de posturas o una sesión completa de yoga en EF.
Cómo adaptar las respiraciones a Infantil, a Primaria, a Secundaria. Y las diferentes técnicas que existen.
Cómo hacer las relajaciones.
Ahí es donde realmente el yoga empieza a tener sentido como contenido de Educación Física.
Como parte del currículo.
¿Puedes usarlo como una actividad aislada o puntual?
Por supuesto que sí.
Pero, es mucho mejor si empiezas así y paso a paso te vas adentrando en algo más profundo. Más útil. Con más sentido.
Y si te interesa profundizar, en la ComunidEF, tenemos un curso sobre yoga en educación física.
Un curso práctico y aplicable.
Que te da las herramientas y la secuenciación para que puedas utilizar el yoga en favor de tus clases y de tus estudiantes.
Pero lo importante no es el curso.
Lo importante es que empieces. Que pierdas el miedo. Y que sepas que esto tiene mucho más potencial del que parece.
Resumiendo
Así que resumiendo:
- No hace falta que seas profe de yoga para enseñar respiración, equilibrio y relajación.
- No necesitas materiales caros.
- Solo necesitas querer dar a tus alumnos algo más que movimiento: conciencia.
Y eso, el yoga te lo da.
Si te interesa el tema y quieres ir más allá, dentro de la ComunidEF lo trabajamos a fondo, paso a paso con un curso específico.
Y recuerda:
«Puedes aprovecharte del Yoga para incorporarlo a tus clases de educación física y darle esa herramienta a tu alumnado que le ayude a ser más consciente de su cuerpo y a fortalecerlo»
Espero que este episodio te haya servido para abrir una puerta. Aunque sea una rendija.
Porque al final, de eso se trata: no de cambiarlo todo de golpe, sino de empezar por un paso. Pequeño, pero paso hacia delante al fin y al cabo.
Y eso solo depende de ti.
Pasa un gran día.
Kisco.
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