#434. “¿Estoy hecha para ser profe?” La carta que me rompió por dentro
Empiezo a saco (con una confesión).
Porque hay veces que no se puede entrar suave.
Porque lo que tengo que contarte hoy es duro.
Cruel, incluso.
Pero real.
Me escribió Lidia.
Una chica que acaba de entrar en mi newsletter de oposiciones de educación física.
Entonces, recibió un primer correo con un regalo sobre «Los 7 errores clave que te restan puntos para optar a plaza en Educación Física (y que casi nadie te cuenta) a la hora de hacer tu programación«.
En ese primer correo siempre invito a que me contestes con lo primero que se te pase por la cabeza.
Si no se te pasa nada, pues no me escribes o me respondes en blanco. Ningún problema.
Pero a Lidia, lo que se le pasó por la cabeza fue justo lo que te voy a leer ahora.
No es un mensaje cualquiera.
Es una confesión.
Una carta de esas que te rompen algo por dentro
Te la leo.
Y luego la comentamos:
Me da un poco de reparo contestar a este correo ya que debes de tener muchísimos y de mayor importancia, pero como opositora aplicada que intento ser (solo intento) no puedo pasar de largo el ejercicio que me has propuesto.
Bueno, en verdad respondo para sumarme a la ola de halagos completamente merecidos. Honestamente me ha parecido apasionante todo lo que he leído, que no ha sido más que unas cuantas páginas de tu web (por ahora).
Creo recordar haber visitado tu página alguna vez durante la universidad, ya que esta mañana al ponerme delante del ordenador con la intención de continuar el sinsentido mapa de criterios para organizar mi programación; he buscado sobre el acrosport. He buscado sobre el acrosport porque por ahora no he hecho más que intentar relacionar los criterios de evaluación con juegos, todo juegos. Juegos que podrían servir para lo que estoy diciendo que sirven, o si me lo propongo, para que comprendan la anatomía de un ñu (quiero decir que se siente forzado, aburrido para mí y sin sentido).
Ayer recordé cuando en la universidad tuvimos que aprender a caminar sobre una slackline (incluso me la compré, me parecía entretenido) y pensé que podría ser más interesante en una SA que tanto juego (tal vez también es una mierda de idea, pero yo ya veo esperanza en cualquier sitio). Todo esto me lleva a esta mañana buscar sobre el acrosport, picar unas cuantas fotos (yo ahí pensando ya con qué competencia específica, criterio de evaluación, saberes básicos y etc relacionarlo) hasta llegar a una en la que el link relacionado me sonaba, me sonaba de la uni, de haberme pasado por ahí alguna vez para encontrar alguna idea para algún trabajo.
El caso es que creo que nunca me paré a leer, fui a lo que iba. No recuerdo si lo encontré, lo dudo.
Hace ya año y medio que terminé la carrera pero estas son las primeras opos a las que me voy a poder presentar (Canarias). La cosa es que la gente que estudia *inserte grado o incluso ciclo* sale sabiendo, especializada en mayor o menor medida, sobre la materia. Sin embargo, en 4 años en el Grado de Educación Primaria he aprendido… Siento que no he aprendido nada. No me siento conocedora de ni siquiera metodología o estrategias. Puede que me suenen, pero (a menos que sea muy obvio) no podría discernir entre cuál sería mejor aplicar; e incluso muchas veces, cómo aplicarlas. Siquiera en los 4 años tuvieron tiempo de enseñarnos a programar, que supongo que es lo más básico y fundamental en la práctica docente. Un chiste.
Aunque puede ser que esto sea enteramente culpa mía y que otras personas salgan de la carrera con conocimiento de verdad (los envidiaría profundamente así como hago con las personas de otras áreas). Últimamente con el tema de ponerme con las oposiciones me he sentido más perdida e inútil que nunca. He dudado (y lo sigo haciendo) en si estoy hecha para esto, en si seré una buena docente, si elegí bien la especialidad de Educación Física o tal vez no soy la más indicada para ello, si seré feliz y me llenará; si haré competentes, felices y llenaré a mi alumnado. Soy esa «una más». Es complicado, ya sabrás.
Bueno, y después de toda esta chapa (deberías haberlo pensado antes de invitar a contestar), realmente quería agradecer esa pequeña luz de que la programación puede tener sentido, solo hay que saber hacerlo. Espero llegar a entender cómo hacerlo antes de meterle un chute de electricidad al Frankenstein que siento que estoy creando.
Agradecer la claridad, redacción amena y divertida. Estoy harta de tanta palabrería que no lleva a nada.
Esto es lo primero que se me ha pasado por la cabeza, y lo segundo, y bueno, de paso ya me he desahogado. Tal vez se ha quedado un ambiente raro en el antro, ¿no? jajajaja.
Un saludito de admiración, seguiré leyéndote y me haré con esa anti-programación.
Lidia.
Bueno, bueno…
Puesto en contexto, vamos a comentar este email porque no es moco de pavo.
Juegos que podrían servir para que comprendan la anatomía de un ñu
Lidia dice:
…esta mañana al ponerme delante del ordenador con la intención de continuar el sin sentido mapa de criterios para organizar mi programación; he buscado sobre el acrosport. He buscado sobre el acrosport porque por ahora no he hecho más que intentar relacionar los criterios de evaluación con juegos, todo juegos. Juegos que podrían servir para lo que estoy diciendo que sirven, o si me lo propongo, para que comprendan la anatomía de un ñu (quiero decir que se siente forzado, aburrido para mí y sin sentido).
¿Es gracioso lo del ñu? Mucho.
Pero también te digo. Ese comentario es devastador.
¿Por qué?
Porque detrás de esa ironía hay frustración, cansancio, agotamiento mental.
Hay confusión.
Después de cuatro años de carrera no he aprendido ni a programar
Y esa confusión la remata con la frase:
En cuatro años de carrera… no he aprendido a programar. Ni estrategias, ni metodología. Nada.
No sé qué te parece a ti, pero a mi me parece desolador.
De verdad, me entristece.
Ojo, no conozco a Lidia, no sé qué ha hecho en la carrera, pero no es el primer correo que recibo con este trasfondo detrás. Recibo bastantes correos de este estilo. Mucha gente confundida con el currículum (por cierto, aquí tienes un curso sobre LOMLOE y educación física explicado de forma sencilla), cuya mayor preocupación está en rellenar la tabla de la situación de aprendizaje, en lugar de centrarse en cómo ayudar a sus alumnos.
Te pregunto:
¿Te imaginas terminar medicina sin saber hacer lo básico?
Pues eso.
Que parece que no tiene mucho sentido terminar una carrera sin saber programar y preguntándose la gente si realmente sirve para esto antes incluso de pisar patio porque no sabe ni por dónde empezar.
Cuanto menos da para reflexionar.
Profesores o funcionarios
Aquí la pregunta sería:
¿Estamos formando docentes o tramitadores?
¿Profesores o funcionarios?
¿Personas que se centran en tener todos los papeles en regla o en ayudar a sus alumnos de forma genuina?
¿Profesionales con criterio o burrocráticos obsesionados con conectar palabras, cuadros y elementos curriculares sin alma?
No sé, dímelo tú.
Si tú te levantas pensando cómo encajar el acrosport en un descriptor en lugar de pensar cómo ayudar a ese grupo clase… algo está fallando.
Y repito, no es el caso aislado de Lidia, es que recibo bastantes correos de este tipo.
Una locura.
Si fueras fisioterapeuta y te llega alguien con una rodilla fastidiada, ¿te pondrías a buscar a qué competencia se asocia ese menisco? ¿O diseñarías un plan de actuación para ayudar a esa persona?
Pues en educación, exactamente igual.
Tienes un grupo de personas que necesitan de ti para llevarlos de un punto A a un punto B (que se supone mejor), y que ya hablamos en este podcast.
Pero no.
Estamos enseñando a buscar descriptores… en lugar de enseñar a pensar.
Estamos viendo 20 tipos de evaluación: la evaluación auténtica, la formativa, la formadora, la sumativa, la autoevaluación, la coevaluación, la evaluación dialogada, la evaluación democrática, la inicial, la final, la de más allá y la de más acá… y eso en la mayoría de ocasiones solo les interesa a los teóricos. Al profesor que investiga.
Ya está bien.
Formemos en la esencia.
Y la esencia es que el alumnado tiene que ser parte activa de su proceso de evaluación. Y una vez se sabe eso que es lo verdaderamente importante, se ven algunos casos de cómo aplicarlo a la realidad del aula.
No me des 20 conceptos de evaluación, dame la esencia y cómo puedo aplicarlo en el aula.
El problema (o denuncia)
¿Sabes cuál es el problema?
Que hay mucha gente dando clases en la universidad…
…que nunca ha pisado un patio.
Y si la gran mayoría no ha pisado patio, es un problema.
Un problema porque se pierde el norte.
Se pierde la acción educativa.
Imagina que fueras un rehabilitador y alguien te llega con un problema de rodilla. Tú no te lías intentando conectar que si la rodilla es de este criterio o de aquella competencia o de aquel descriptor operativo. Tú te sientas e intentas diseñar un plan (basado en la evidencia científica) para ayudar a mejorar ese problema de rodilla. ¿Cierto?
Pues en educación pasa lo mismo.
Lo principal es cómo ayudar al alumnado a solventar el problema que sea que presente. No puede ser que la resolución del problema educativo quede supeditada a la conexión de elementos curriculares que no aportan nada.
Igualmente pasa si alguien que nunca ha montado una empresa te da clases de cómo montar una empresa. Quizás sepa mucho, no te digo que no, pero al no pisar el barro, todo será superficial. No habrá profundidad. No habrá entendimiento real. No sabrá cómo es el día a día. No sabrá qué se cuece. Es imposible.
Será un gran investigador, no te digo que no. Pero la docencia requiere experiencia.
No puede estar desconectada la docencia de la realidad educativa.
Y si tú no has dado clases, acércate a un colegio y comprende en profundidad cómo funciona. Desde las entrañas. No desde la visita esporádica. Desde las entrañas.
Para que puedas enseñar la esencia.
La esencia (la solución)
Un profesor no termina de formarse en toda su vida. Es decir, tiene que estar en un continuo aprendizaje para adaptarse a los tiempos, a sus alumnos, para incorporar los avances científicos… ahora bien, no todo se puede aprender de una tacada.
Lo primero es tener unos buenos cimientos, una buena base.
Y en educación me atrevería a decir que son estas:
- Leer el partido → entender el contexto.
- Plantear objetivos de aprendizaje que ayuden a ese contexto.
- Diseñar un plan de acción para conseguir dichos objetivos.
Fíjate que en el punto de diseñar un plan de acción cabe de todo: metodologías, aprendizaje cooperativo, aprendizaje servicio, gamificación, medidas de atención a la diversidad DUA, evaluación, deportes alternativos… todo. Aquí cabe todo.
Pero la base es la que te he comentado.
Y luego, en función de lo que cada uno vaya necesitando te vas formando y avanzando y construyendo.
Pero una persona no puede estar 4 años estudiando un grado y salir hecha un lío.
Porque si das mucha teoría, muchos conceptos, mucho de todo, al final… el alumnado más que nutrido sale hinchado, fastidiado, saturado.
A modo de despedida (y punto y seguido):
Hasta ahora, la gente como Lídia, que aún no ha pisado patio estáis viviendo el mundo de la EF desde el lado burocrático-universitario.
Ese en el que hay que aprobar los exámenes para seguir adelante, pero una vez te adentras en el patio la película cambia.
Y aunque sientas que no sabes muchas estrategias (todos hemos pasado por eso), el camino con ilusión de aprender e ir incorporando pequeños cambios en tus clases e ir viendo resultados, es apasionante.
Eso, por no hablarte de la transformación personal (o crecimiento personal) que supone estar delante de un grupo de alumnos e ir afrontando todo lo que eso genera.
Por lo tanto, te digo: si en algún momento has sentido que dar clases a un grupo de personas te ha llamado, date la oportunidad y algo de tiempo.
Y recuerda:
La esencia. Busca la esencia y ofrécele a tus estudiantes. Da igual que sean universitarios, que de Primaria o Secundaria. Establece unos buenos cimientos y, a partir de ahí, construye lo que haya que construir.
Pasa un gran día.
Kisco.
Deja una respuesta